lunes, 15 de abril de 2013


Cinco formas de lidiar con las pataletas (1 a 3 años)

Dealing with tantrums can be challenging, but there are ways to overcome them.
¿Tu bebé está enfadado, frustrado o chillando a todo pulmón? Respira hondo, cuenta hasta diez y sigue leyendo.
Las pataletas de los niños y niñas de esta edad pueden con la paciencia de cualquiera. Pero cuando a tu bebé se le encienda la cara por la ira, lo mejor es mantener la calma. Quizás no te lo creas, pero a él tampoco le gusta ni un pelo sentirse así y no está perdiendo el control solo para molestarte. Sus emociones suben y bajan como una montaña rusa y tardará unos meses todavía en aprender a controlarlas y manejarlas de una forma aceptable para los demás.
  1. Procura no proyectar tus frustraciones ni tu enfado en tu hijo o hija cuando esté alterado, ya que gritarle solo empeorará la situación. Tampoco sirve de nada intentar razonar cuando están en pleno ataque de ira. Lo mejor es mostrarse tranquilo e inalterable, aunque eso signifique tener que taparte los oídos o irte mientras tu pareja, un amigo o familiar hace frente a la situación.
  2. Cuando se haya calmado, dale un abrazo, no lo regañes. No lo reprendas ni castigues, pero ten presente que si cedes y le das lo que inicialmente le has negado y que ha provocado la pataleta, tu hijo/a acabará pensando que las pataletas son una táctica que funciona.
  3. Anticípate a los conflictos para evitarlos y ten siempre a mano una distracción (ya sea su juguete favorito o algo para picar que le guste). Si se lo das cuando las cosas se ponen difíciles (por ejemplo, en el supermercado) te ahorrarás un mal rato. Y sobre todo, no olvides que los niños pequeños no siempre saben elegir; puede que para ti sea justo y razonable elegir, por ejemplo, entre patatas fritas o una galleta de chocolate, pero probablemente tu hijo o hija no lo vean igual cuando ellos quieran las dos cosas. Cuantas menos opciones le ofrezcas, menos posibilidades habrá de que se produzca un conflicto.
  4. Sé consciente de las horas. Si tu hijo o hija está cansado/a o inquieto, no empeores su estado de ánimo metiéndole prisa (ya sea comiendo o al vestirlo/a para salir) o cambiándole la rutina repentinamente. Puede ser la gota que colme el vaso y el detonante para una escena.
  5. ¡Aguanta! Las rabietas son perfectamente normales: forman parte del desarrollo y son imprescindibles para el desarrollo de la independencia. No quiere decir que tu retoño sea un malcriado o que no lo hayas sabido disciplinar. El cariño y la atención son fundamentales, y nunca suficientes. Lo mismo pasa con los regalos, siempre que no se los des porque hayan tenido una rabieta o como sustituto de tu tiempo y atención.

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