jueves, 28 de febrero de 2013


DON'T MISS

5 maneras de calmar los berrinches

By  on enero 30, 2013
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niños con rabieta
Llora, patalea, se tira al piso… ¿Cómo lograr que los niños cooperen?
Mantener la calma en medio de un berrinche puede resultar un poco difícil. Los berrinchesen la infancia son cosas desagradables que hacen pasar momentos terribles, pero es un hecho inevitable de la infancia.
¿Cómo apagar los berrinches y lograr que los niños cooperen? Es una pregunta que se hacen muchos padres desesperados. Según un reconocido psicólogo, Ray Levy, menciona que “Todos y cada uno de los berrinches es el resultado de una simple cosa, no hacer lo que quieren.
Cuando son niños entre 1 a 2 años de edad, los berrinches a menudo se derivan de una necesidad, como alimentación, cambio de pañal, un juguete, etc. Ellos se sienten frustrados cuando no hay respuesta satisfactoria a lo que piden y lanzan su “ataque” a través de un berrinche.
Para niños de más edad, los berrinches representan una lucha por el poder. Entre los 3 a 4 años de edad, el niño ha crecido y es más autónomo, son más conscientes de sus necesidades y deseos, por tanto quieren hacerlos valer más si tú no cumples.
¿Cómo detener esos brotes? Lo que sigue son 5 maneras para controlar los berrinches
  • No le hagas mucho caso. Durante el berrinche, el niño literalmente está fuera de mente, un experto, Hoecker, J., señala que con la carga de emociones se anula la corteza frontal del cerebro, el área que toma las decisiones y resoluciones, por eso el razonamiento no ayuda, pues en ese momento no está funcionando esa parte del cerebro. Así que no hay nada que hacer en el momento, pude decirse que hasta es pero, por eso es mejor esperar a que el llanto y pataletas acaben para poder dialogar con él.
  • Dale a tu hijo un poco de espacio. El niño por sí solo debe acabar con su enojo, lo único es asegurarse que en su berrinche no haya manera de que pueda herirse o herir a los demás. Los niños son capaces de llegar hasta sus sentimientos, tirar de ellos y recuperar el control por sí mismos, sin tener que llegar a gritos o batallas campales.
  • Crea una distracción. Si el niño está interesado en algo más, el enojo y ofuscamiento desaparece. Una buena opción para distraerlo y llamar su atención es llevar en tu bolso algún juguete, dulce o alguna golosina que le guste. Hay mamás, quienes perciben un berrinche antes de que se inicie, y utilizan la estrategia de la distracción con gran éxito. Los niños tienen bastante corta su atención, lo que hace posible que se desvíen fácilmente de ella.
  • Averigua lo que realmente es frustrante para tu hijo. Esto funciona muy bien para niños menores de 2 y medio años, cuando su comunicación es limitada, pero tienen todos esos deseos, pensamientos y necesidades que deben satisfacerse. Si esto no se cumple, sobreviene la frustración. Así que no vendría mal solidarizarse con él para entender esas necesidades. Palabras como: “Muéstrame lo que quieres” “Qué quieres hacer”, serían de gran utilidad.
  • Abrázalo. Quizá creas que en un momento de berrinche es la última cosa que querría el niño, pero realmente ayuda a calmarse. Se trata de un grande y firme abrazo sin decir una sola palabra. Los abrazos hacen que los niños se sientan seguros y de alguna manera se les hace saber que estamos preocupados por ellos, aún cuando no estés de acuerdo con su comportamiento, digamos que el abrazo es el lugar más seguro para sus emociones.

viernes, 22 de febrero de 2013


Pataletas infantiles. Cómo actuar

El comportamiento de los niños

Pataletas infantiles. Cómo actuar
Las pataletas sacan de sus casillas a los padres más pacientes, pero pueden evitarse. Un experto en pautas de comportamiento en los niños nos dice cómo actuar ante una rabieta infantil.
El doctor Jay Hoecker, pediatra de la Clínica Mayo y experto de prestigio mundial en salud y comportamiento infantil nos responde a la preguntas más habituales de los padres en torno a las rabietas y pataletas que se producen, principalmente en niños de 2 y 3 años.
Pataletas infantiles. El comportamiento de los niños

Qué hacer ante una pataleta de los niños

P. ¿Por qué tienen pataletas los niños?
J. Hoecker: Es un recurso que emplean para llamar la atención y al que recurren cuando no ven otra forma de que el adulto atienda lo que los niños perciben como necesidades emocionales o físicas en un momento determinado.
P. ¿Qué tipo de necesidades son esas?
J. Hoecker: Las físicas son, por ejemplo, el hambre y la sed. Las emocionales son más variadas. Una teoría acerca de las pataletas en niños de 2 años es que la frustración tiene mucho que ver en ellas, especialmente la frustración referida a la comunicación.
P. ¿Qué pueden hacer los padres para mejorar la comunicación?
J. Hoecker: Hay personas muy hábiles que consiguen enseñar a los niños pequeños –de entre 18 y 24 meses– un lenguaje de signos, de una docena de palabras más o menos, que sirve para expresar ideas simples pero muy útiles, como “quiero”, “más”, “basta”, “daño”, “cansado”...
P. ¿Y hay alguna forma de prevenir esos episodios?
J. Hoecker: Prever las situaciones puede ayudar. Por ejemplo, si vas al supermercado, lo mejor es que te asegures de que el niño no tiene hambre nisueño. Hay que pensar que el niño no tiene capacidad para saber lo que le conviene o no le conviene.
P. ¿Cuál debe ser la actitud que deben tener los padres si el niño tiene una pataleta?
J. Hoecker: Si pierdes la calma y gritas, les estás dando lo que quieren. Lo mejor –aunque a veces es difícil conseguirlo– es ignorar la pataleta. Una vez que el niño se ha calmado, puedes negociar con él.
P. ¿Hay que reprender o castigar al niño después de una pataleta?
J. Hoecker: Un recurso útil es hacer que se siente en un lugar solo y que se aburra durante un rato. Ese “apartamiento” debe durar un minuto por año de vida del niño.
P. ¿Qué hacer si la pataleta se produce en un lugar público, como un supermercado?
J. Hoecker: Si ves que el niño puede hacer algo inconveniente o peligroso debes intervenir inmediatamente. A veces, lo mejor es coger al niño en brazos, dejar el carro lleno de compra y volver a casa.
P. De todos modos, en un supermercado no puedes castigarle con un rato de silencio…
J. Hoecker: Un truco es hacerle una “marca” en la mano con un rotulador y decirle que hablarás con él más tarde. Al llegar a casa, puedes señalar la marca y decirle: “¿Por qué tienes esta marca en la mano? ¿Qué hacías cuando te la hice?
P. ¿A qué edad dejan de tener pataletas los niños?
J. Hoecker: La socialización es una de las cosas más importantes que aprenden los niños en preescolar. A los 6 años, los niños ya no suelen tener pataletas.
Entrevista de Marisol Guisasola al Doctor Jay Hoecker.

EDUCAR A NUESTROS HIJOS DESDE EL ENFOQUE DE LA PSICOLOGÍA CONDUCTUAL



INTRODUCCIÓN

Muchas veces cuando salimos a lugares públicos no es raro ver distintas situaciones familiares incomodas a los ojos de los demás.



Uno de los casos más comunes, tal vez pueda ser el ver a los hijos de los demás dar pataletas porque el padre no lo ha podido complacer en alguno de sus caprichosos deseos, o porque su hijo quiere hacer algo muy distinto a lo que el padre necesita hacer.

Si usted ha vivido esta dramática tragedia entenderá que el bochorno de vivir esta situación es tan grande que al final para que los demás no sigan observando el espectáculo usted puede acceder a los deseos de su hijo, o dentro de la desesperación de controlar la situación también puede proporcionarle un castigo (regularmente físico), con la intención que el niño deje de hacer la pataleta que esta haciendo.   

Nuestro objetivo es lograr que mejore sus habilidades de ser padre, logrando así a través de principios conductuales llegar a controlar las conductas inadecuadas e incrementar las conductas adecuadas.

Lamentablemente el ser padres no trae consigo un manual de instrucciones para hacer las cosas bien. Pero la psicología conductista es ese método a través del cual podemos crear habitos saludables en las conductas de nuestros hijos o podemos crear sin saberlo pequeños monstruos.


MARCO TEÓRICO DEL CONDUCTISMO

En psicología, el condicionamiento operante es una forma de aprendizaje en la que la consecuencia o acción de la situación es contingente a la respuesta que previamente ha emitido el sujeto. El condicionamiento operante implica la ejecución de conductas que operan sobre el ambiente.

El condicionamiento operante es un tipo de aprendizaje asociativo que tiene que ver con el desarrollo de nuevas conductas en función de sus consecuencias, y no con la asociación entre estímulos y conductas reflejas existentes como ocurre en el condicionamiento clásico. Los principios del condicionamiento operante fueron desarrollados por B. F. Skinner, quien recibió la influencia de las investigaciones de Pavlov y de Edward L. Thorndike.

El conductismo se mantiene bajo el principio que las consecuencias de las conductas  van a retroalimentar las respuestas del  individuo y pueden modificar la probabilidad que se repita la conducta que dio origen a esas consecuencias. Cuando una consecuencia actúa de manera que aumenta la probabilidad de recurrencia de unas respuestas, se dice que obra como un reforzador y que el acto de manifestar esa consecuencia es un refuerzo.

A partir de la hipótesis de que se de un aumento y una disminución en la probabilidad de la conducta futura en el individuo. Se trabajan diversas técnicas para aumentar o disminuir conductas futuras.

Cuando se va a comenzar un tratamiento conductual se tiene que hacer una línea base (observación previa), para así conocer cuales son las conductas inadecuadas que hay que disminuir y cuales son  las conductas adecuadas que puede que no se presenten en el individuo pero se necesiten aumentar.

Reforzador es todo aquello que aumente la probabilidad de recurrencia de unas respuestas. No supone factores internos.

Cada reforzador puede ser positivo (presentar un estimulo agradable para que aumente una conducta futura) o negativo (quitar un estimulo aversivo para que aumente una conducta futura): puede asociarse con un aumento o con una disminución de la probabilidad de una particular emisión de respuesta.

Las reglas que gobiernan la relación entre respuestas y refuerzo se llaman contingencias.
El refuerzo negativo no es lo mismo que el castigo, es el que se recibe cuando se emiten respuestas que ponen fin a hechos desagradables.

El castigo supone "ser golpeado" por una consecuencia adversa [o ser despojado de un reforzador positivo] cuando se emite una conducta específica, y ese hecho constituye una experiencia desagradable.

Se opone al empleo de contingencias de castigo por entender que son ineficaces y tienden a provocar efectos secundarios indeseables, como el de inhibir la conducta deseada.

Skinner distinguió entre cinco tipos de reglas que gobiernan las contingencias entre respuestas y reforzadores:

1- Dar un refuerzo a una respuesta constituye un refuerzo positivo
2- Dar un refuerzo no contingente produce condicionamiento supersticioso
3- Dar un refuerzo adverso
4- Eliminar el reforzador positivo contingente de una respuesta es castigo
5- La eliminación de un estímulo adverso contingente de la emisión de una respuesta es refuerzo negativo.

La extinción del condicionamiento operante consiste en aquella situación en que la contingencia original entre una respuesta y un reforzador toca su fin. La respuesta ya no sobreviene en presencia del reforzador.

Se dedicó a trabajar en torno de la forma [llamada programa de refuerzo] en que se presenta el refuerzo.

El programa de refuerzo es la regla seguida por el ambiente  para determinar cuál de las muchas ocurrencias de una respuesta será reforzada.

Existen varios tipos de programas de refuerzos:
  • Programa de refuerzo continuo es cuando se refuerzan todas las conductas enseguida que se presenten.
  • Programa de refuerzo intermitente (PRI) puede ser de dos tipos:Programa de reforzamiento de Razón (se va a presentar después de un cierto numero de conductas) o Programa de reforzamiento de intervalo (se presenta dependiendo de cuanto tiempo pase entre la conducta efectuada y el reforzador).

EDUCAR A NUESTROS HIJOS DESDE EL ENFOQUE DE LA PSICOLOGÍA CONDUCTUAL



INTRODUCCIÓN

Muchas veces cuando salimos a lugares públicos no es raro ver distintas situaciones familiares incomodas a los ojos de los demás.



Uno de los casos más comunes, tal vez pueda ser el ver a los hijos de los demás dar pataletas porque el padre no lo ha podido complacer en alguno de sus caprichosos deseos, o porque su hijo quiere hacer algo muy distinto a lo que el padre necesita hacer.

Si usted ha vivido esta dramática tragedia entenderá que el bochorno de vivir esta situación es tan grande que al final para que los demás no sigan observando el espectáculo usted puede acceder a los deseos de su hijo, o dentro de la desesperación de controlar la situación también puede proporcionarle un castigo (regularmente físico), con la intención que el niño deje de hacer la pataleta que esta haciendo.   

Nuestro objetivo es lograr que mejore sus habilidades de ser padre, logrando así a través de principios conductuales llegar a controlar las conductas inadecuadas e incrementar las conductas adecuadas.

Lamentablemente el ser padres no trae consigo un manual de instrucciones para hacer las cosas bien. Pero la psicología conductista es ese método a través del cual podemos crear habitos saludables en las conductas de nuestros hijos o podemos crear sin saberlo pequeños monstruos.


MARCO TEÓRICO DEL CONDUCTISMO

En psicología, el condicionamiento operante es una forma de aprendizaje en la que la consecuencia o acción de la situación es contingente a la respuesta que previamente ha emitido el sujeto. El condicionamiento operante implica la ejecución de conductas que operan sobre el ambiente.

El condicionamiento operante es un tipo de aprendizaje asociativo que tiene que ver con el desarrollo de nuevas conductas en función de sus consecuencias, y no con la asociación entre estímulos y conductas reflejas existentes como ocurre en el condicionamiento clásico. Los principios del condicionamiento operante fueron desarrollados por B. F. Skinner, quien recibió la influencia de las investigaciones de Pavlov y de Edward L. Thorndike.

El conductismo se mantiene bajo el principio que las consecuencias de las conductas  van a retroalimentar las respuestas del  individuo y pueden modificar la probabilidad que se repita la conducta que dio origen a esas consecuencias. Cuando una consecuencia actúa de manera que aumenta la probabilidad de recurrencia de unas respuestas, se dice que obra como un reforzador y que el acto de manifestar esa consecuencia es un refuerzo.

A partir de la hipótesis de que se de un aumento y una disminución en la probabilidad de la conducta futura en el individuo. Se trabajan diversas técnicas para aumentar o disminuir conductas futuras.

Cuando se va a comenzar un tratamiento conductual se tiene que hacer una línea base (observación previa), para así conocer cuales son las conductas inadecuadas que hay que disminuir y cuales son  las conductas adecuadas que puede que no se presenten en el individuo pero se necesiten aumentar.

Reforzador es todo aquello que aumente la probabilidad de recurrencia de unas respuestas. No supone factores internos.

Cada reforzador puede ser positivo (presentar un estimulo agradable para que aumente una conducta futura) o negativo (quitar un estimulo aversivo para que aumente una conducta futura): puede asociarse con un aumento o con una disminución de la probabilidad de una particular emisión de respuesta.

Las reglas que gobiernan la relación entre respuestas y refuerzo se llaman contingencias.
El refuerzo negativo no es lo mismo que el castigo, es el que se recibe cuando se emiten respuestas que ponen fin a hechos desagradables.

El castigo supone "ser golpeado" por una consecuencia adversa [o ser despojado de un reforzador positivo] cuando se emite una conducta específica, y ese hecho constituye una experiencia desagradable.

Se opone al empleo de contingencias de castigo por entender que son ineficaces y tienden a provocar efectos secundarios indeseables, como el de inhibir la conducta deseada.

Skinner distinguió entre cinco tipos de reglas que gobiernan las contingencias entre respuestas y reforzadores:

1- Dar un refuerzo a una respuesta constituye un refuerzo positivo
2- Dar un refuerzo no contingente produce condicionamiento supersticioso
3- Dar un refuerzo adverso
4- Eliminar el reforzador positivo contingente de una respuesta es castigo
5- La eliminación de un estímulo adverso contingente de la emisión de una respuesta es refuerzo negativo.

La extinción del condicionamiento operante consiste en aquella situación en que la contingencia original entre una respuesta y un reforzador toca su fin. La respuesta ya no sobreviene en presencia del reforzador.

Se dedicó a trabajar en torno de la forma [llamada programa de refuerzo] en que se presenta el refuerzo.

El programa de refuerzo es la regla seguida por el ambiente  para determinar cuál de las muchas ocurrencias de una respuesta será reforzada.

Existen varios tipos de programas de refuerzos:
  • Programa de refuerzo continuo es cuando se refuerzan todas las conductas enseguida que se presenten.
  • Programa de refuerzo intermitente (PRI) puede ser de dos tipos:Programa de reforzamiento de Razón (se va a presentar después de un cierto numero de conductas) o Programa de reforzamiento de intervalo (se presenta dependiendo de cuanto tiempo pase entre la conducta efectuada y el reforzador).

viernes, 15 de febrero de 2013


Muchas veces padres, abuelos, maestras y demás cuidadores nos encontramos atrapados en medio de una rabieta infantil. El niño simplemente llora y grita o patalea, se pone azul, vomita y a veces hasta se desmaya. ¿Cómo podemos canalizar este berrinche antes de que pase a mayores?”

Pataletas en los niños
Muchos padres se preguntan cómo podrían canalizar una rabietapataleta o berrinche en su hijo. En primer lugar, siempre que un bebé, ni niño o niña reacciona de esta manera, lo hace con la finalidad de expresar su frustración como reacción a un “no”, a un límite impuesto o como un intento por manejar la situación y al adulto a su antojo.
Como padres, maestros o familiar a cargo de un menor, nunca debemos ceder ante una actitud de este tipo por muy pequeño que sea el niño o bebé. Un bebé puede aprender esta conducta desde sus primeros meses de vida (4 o 5 meses). Ellos se dan cuenta que al llorar, mamá o papá harán lo imposible para calmarle y comienzan a utilizar el llanto como una forma de conseguir un fin. Está en el cuidador, aprender a diferenciar un llanto de necesidad real y un llanto de pataleta de acuerdo a las circunstancias. Y si se está dando una situación de rabieta, no cargar al bebé si no dejarle en un lugar seguro y quedarse a su lado mientras se le explica que no conseguirá nada mientras este llorando.

Pataletas infantiles, ¿cuándo son aceptables?

La pregunta es recurrente en los padres de todas las generaciones. Un niño que no recibe lo que quiere, probablemente va a demostrar su enojo, la mayoría de las veces, de una manera poco agradable: haciendo pataleta.

Un reciente estudio realizado por la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, el tema está en la duración de estas rebietas y en la actitud violenta que pueda demostrar el menor en estos casos.
Y el resultado: 

  • Las rabietas son normales cuando las hacen niños menores de 5 años, no duran más 10 minutos y no implican agresividad física
  • 25 minutos de berrinche matizados con violencia hacia los padres o autoagresión se puede asociar a déficit atencional, depresión o trastorno oposicionista.


Cuando los niños mayores de 7 años hacen pataletas constantemente, la cosa es de cuidado, ya que significa que aún no aprende a manejar su ira y que es necesario consultar a un especialista.

martes, 12 de febrero de 2013


Las pataletas

Las pataletas suelen convertirse en un comportamiento frecuente entre los dos y tres años de edad, los niños reaccionan con pataletas como medio para conseguir algo que no pudieron conseguir con palabras, exteriorizando sus deseos con rabia y frustración, es prácticamente una imposición que el niño nos quiere hacer. Los padres deben de tener mucho cuidado para enfrentar esta conducta porque deben conseguir manejarla para no ceder ante ellas, y evitar que ocurran.


No todos los niños tienen pataletas, algunos las tienen algunas veces, otros todas las veces, algunos tienen pataletas de mucha intensidad y otros no, depende mucho del carácter del niño y de la educación recibida. Las más comunes son llorar, gritar, patear, manotear, tirarse al suelo, aferrarse a algo, etc. Lamentablemente no se pueden suprimir, pero si se pueden controlar disminuyendo su frecuencia, así como su intensidad hasta conseguir que el niño madure y aprenda otras formas aceptables de expresar lo que no pueden hacer o pedir lo que quieren. Para ello se debe enseñar al niño a expresar sus sentimientos de manera adecuada para que aprendan a manejarlos.

CUANDO SE PRODUCEN
Normalmente los niños hacen pataletas cuando están con sus padres o con personas íntimamente relacionadas con ellos (como la persona que lo cuida o familiares que viven con el niño), justo en el momento en que están más ocupadas y no pueden darle atención al niño.
• Ante una negativa.
• Para expresar disconformidad.
• Para expresar frustración.

CAUSAS DE LAS PATALETAS
• Llamar la atención, cuando la persona que lo cuida o sus padres están ocupados y no pueden darle toda su atención
• Poner a prueba las órdenes emitidas por los padres, cuando quieren algo que les han prohibido
• Cuando les es difícil o no pueden controlar sus emociones, al estar enfermo, ansioso, molesto, cansado, etc.
• No ser tolerante al enfrentar tareas o actividades superiores a sus capacidades y reaccionan molestándose o frustrándose.
• No ser tolerante con sus compañeros generando discrepancias entre los niños que no podrán resolver con palabras desatándose la pataleta.

COMO ACTUAR ANTE ESTA CONDUCTA
Los padres debemos observar cuáles son los momentos o escenarios críticos en los cuáles el niño tiende a hacer pataletas basadas en la intolerancia, estar atentos a estas circunstancias y tratar de ayudar al niño a manejar la situación y no perder los papeles, no se trata de hacer el trabajo con él, ni de solucionarle su problema, sino darle ideas, decirle que sí puede, darle una pequeña ayuda. En el caso de las pataletas basadas en rebeldía o capricho, se debe hablar con el niño, haciendo que se calme y explique lo que quiere, y de igual manera nosotros explicarle con ejemplos por qué las cosas no pueden ser como ellos quieren. En general se deben tomar las siguientes consideraciones:

• EVITAR LA VIOLENCIA, tanto física como verbal, el gritarlos o golpearlos sólo conseguirá que dure más tiempo la pataleta, es como echar más leña al fuego. Si usted los asusta o golpea fuertemente, es probable que la pataleta cese, pero será sólo debido al miedo que le impusimos, lo cual es perjudicial para el niño.
• CAPTAR SU ATENCION, tratar de captar su atención agarrándolo por los hombros y mirándolo directamente a los ojos y hablarle tranquilamente explicándole que su actitud es equivocada y que no conseguirá nada con ello.

• IGNORAR AL NIÑO, si no logramos captar su atención se debe ignorar al niño puesto que el objetivo de la pataleta es llamar la atención, dejarlo solo si es posible, si no tiene público dejará de actuar porque la pataleta dejará de tener sentido y finalizará el comportamiento.

• SACAR AL NIÑO, si nos encontramos en un lugar público debemos sacar al niño a un lugar tranquilo donde trataremos de captar su atención de lo contrario lo dejaremos (con supervisión) para que tenga tiempo para calmarse.

• SER COHERENTE, si ponemos reglas y límites no podemos ceder

• NO CEDER, si nos dejamos llevar por la compasión o la desesperación, o porque nos preocupa que el niño esté así y terminamos cediendo a su voluntad, lograremos que el niño aprenda que por medio de las pataletas consigue lo que él quiere, manipulándonos a su antojo. Nunca se debe ceder ante una pataleta, esta conducta es inaceptable.

• HABLAR CON EL NIÑO una vez que el niño recupere su control debemos conversar con él, explicándole que su comportamiento fue inapropiado, que no conseguirá nada haciendo una pataleta, si el niño mostrara arrepentimiento se debe elogiar su actitud y animarlo a seguir superándose.
Si el niño logra mejorar su conducta, disminuyendo sus pataletas en frecuencia e intensidad mostrándose en capacidad de auto controlarse ante una situación que en otro momento hubiera sido causa de pataleta, se debe elogiar su logro, incentivándolo a seguir haciéndolo. Resalte que cuando él no tiene pataletas ustedes pueden compartir más tiempo juntos yendo a pasear, en la casa, de compras, etc.